sábado, 23 de julio de 2011

Lo odio.

Hoy necesito más que nunca desahogarme. No puedo más. Todo me supera en estos momentos. Odio ver como cada vez que te grito te estoy perdiendo un poco más, como cada vez que te dejo con la palabra en la boca aquello que teníamos se aleja más y más en el tiempo. Odio leer en tu cara lo que tu boca no quiere decir, odio darme cuenta de que hay un deje de reproche y decepción en tus palabras. Odio con todas mis fuerzas no ser lo que tu quieres que sea. Odio con toda mi alma contestarte mal cuando tú vienes de buenas a preguntarme qué me pasa, odio no poder evitar esas palabras. Odio ser incapaz de no sonreír cuando tú, después de haberme dejado por los suelos con tres millones de miradas de menos vienes y me haces la tontería del jueves a las 13:27 y ya todo esté arreglado. Odio tener la sensación de que ya no volverá nada a ser como antes. Odio creer que estás harto de mí, que te estoy cansando. Odio no entender que pasa, por qué lo pagas todo conmigo. Odio que se alargue tanto esta maldita situación, odio no saber cuando se acabará, cuando volverá todo a la normalidad. Ahora mismo necesitaría que alguien me diera un balonazo para poder llorar todo lo que quiera y más delante de ti sin que pienses que todo va cuesta abajo y sin frenos.

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