miércoles, 20 de julio de 2011

Mentiras y mentiras...

Y piensas. Piensas todo el rato. Piensas en él, en ti; en vosotros y en lo que podríais ser si él quisiera. Piensas en todo lo que te dijo, todas esas mentiras que tú una vez te creiste. Que estúpida, ¿verdad? Lo único que quería era jugar contigo. A ti al principio te daba igual, asumías que él jugaba contigo, pero pensabas que a lo mejor, si seguía con ese juego empezaría a sentir algo por ti. Y con el tiempo eso es lo que parecía, o al menos, lo que el hacía que te creyeras. Él sabía desde un principio lo que tú sentías por él, aunque tú no se lo dijeras, pero a él le gustaba verte sufrir. Esperaba ilusionarte, para que con el tiempo decidieras lanzarte y él te rechazara alegremente. Pero... Eso ya no importa, ¿no? Ha servido para que abrieras los ojos y te dieras cuenta de que el amor no es tan bonito como lo pintan, y que sea como sea, siempre lo acabas pasando mal. Lo bueno que sacaste de todo esto es que el amor verdadero no existe, y que la frase "vivieron felices y comieron perdices" sólo existe en las películas.

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