Me encierro en mi rincón, como cada tarde. Me tapo los ojos y te imagino a mi lado. Me sonríes, y sonrío, aunque sea un producto de mi imaginación, me gusta creer que eres real, es la única forma de volver a sentirte a mi lado. Pero entonces, mi cabeza quiere mostrarme una vez más la realidad, y tú te levantas y te vas con ella, las lágrimas resbalan por mis mejillas, y abro los ojos. Veo lo ridículo de la situación, pero necesito hacerlo al menos otra vez. <
No hay comentarios:
Publicar un comentario