sábado, 23 de julio de 2011

Quiero que llegue ese día...

Ya no sé si será que ayer llovió más de la cuenta o que ya se siente muy lleno el cupo de imbecilidades que aguanto. Quizá haya contribuido a que ahora tenga este objetivo en mi cabeza el hartazgo que me provocan otras personas, quizás si solo tuviera que lidiar con tus tonterías hubiera aguantado un par de meses más. Realmente, el motivo es lo de menos. Lo importante es desvincular mi felicidad de las veces que me has sonreído de esa manera en todo el día, de ser capaz de centrar mi atención en otras cosas. Porque hoy (mañana quien sabe qué pasará) estoy segura de que es imposible que seas el único maldito ser en el mundo que me llene de esa manera. Que tiene que haber alguien ahí fuera que logre mirarme así, que consiga hacerme sonreír como una tonta. Que tenga sus defectos, sí. Pero que entre ellos si no es mucha molestia no se encuentre la bipolaridad. Porque, ya lo he dicho, quizás sea a causa del tiempo, pero hoy estoy decidida a olvidarte, a fingir que puedo seguir sin ti. ¿Que si tengo alguna esperanza? Tal vez. Enamorarme perdidamente de alguien como me enamoré de ti, sin pensar en las consecuencias. Que llegue el día que pueda cantar aquello de: Ya no recuerdo cómo se llama, ni dónde vive. Y, ¿saben qué? NI ME INTERESA.

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